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Mensaje por KIRA Mar Jun 28, 2011 5:46 am

9. AMENAZA

El camarote del capitán era el triple de espacioso que el mío. Tenía una amplia mesa cubierta por una montaña de informes con el sello de la Estación Samara y un panel de comunicaciones maestro con el que podía ponerse en contacto con todos los sectores de la nave.
Las paredes estaban adornadas por viejas fotos de épocas pasadas en las que el capitán había pertenecido a otra tripulación. Había una docena de ellas pegadas en cada pared. Incluso una de su servicio en el Ejército. Eran los recuerdos de toda una vida. Sin embargo no vi fotos de familia por ninguna parte.
Desde siempre el capitán había sido un tipo solitario y nunca le había oído hablar de temas sentimentales. Nuestro trabajo requería gente como él. Como todos nosotros.
No pude evitar pensar en la familia de Zuzka. Su hija había nacido un año atrás y ella ya había solicitado el traslado para estar más cerca de su pequeña. La compañía le había buscado un nuevo destino pero antes debía mantener su puesto seis meses más para preparar el papeleo y buscar un sustituto. Ya no haría falta. Su hija crecería sin madre. Y ni siquiera sabíamos el porqué de aquello.
Maldije por lo bajo y Fobos, a mi lado, se dio cuenta.
–Eh vamos, saldrá bien –dijo refiriéndose al encuentro con Revel–. La situación ya está lo bastante jodida como para estar discutiendo por estúpidos protocolos. Y el capitán lo sabe. Tenemos cosas más importantes que hacer.
–Lo sé Fobos, estaba pensando en nuestro trabajo. Renunciamos a demasiadas cosas al aceptarlo. Cuando empecé a trabajar aquí todo me daba igual. Solo quería alejarme lo más posible de casa y de todo lo que conocía. Viajar, buscar nuevos horizontes, conocer gente nueva…
–Todo esto nos está afectando a todos, Kira. Es normal –me aseguró el técnico novato–. Pero no dejes que toda esta mierda haga mella en ti. Te necesitamos centrada.
–Sí, lo sé. Es solo que… –permanecí unos segundos en silencio intentando encontrar las palabras exactas–, ya no pienso que aceptar el trabajo fuera tan buena idea.
Fobos asintió comprensivo. Tenía razón, todo aquello me estaba afectando a un nivel alarmante. Apenas podía dejar de pensar en el rostro desfigurado de Zuzka y en la familia que esperaría en vano su regreso. Tenía aquella imagen grabada a fuego en mi mente. Mis manos no habían dejado de temblarme desde entonces y apenas podía pensar con claridad. Demasiadas emociones.
La puerta del camarote se abrió y el capitán entró rápidamente, cerrándola tras él. Ni siquiera nos miró al pasar junto a nosotros y no nos dirigió una palabra hasta sentarse tras su mesa y encenderse un cigarrillo.
–¿Qué coño ha pasado antes Kira?
–Señor yo…
–Recibiste una orden directa y la has desobedecido, saltándode los protocolos de emergencia y minando mi autoridad ante el resto de la nave.
–¡Señor creo que eso no fue lo que ocurrió! –protestó Fobos dando un paso al frente.
El capitán le dirigió una severa mirada.
–No estoy hablando contigo novato. La navegante Kira es perfectamente capaz de responder a mis preguntas sin tu ayuda. ¿Ha quedado claro?
–Sí señor –respondió Fobos regresando a su posición junto a mí.
–Kira, ¿eres consciente de tus acciones? –me preguntó con decepción en los ojos.
–Lo soy capitán –respondí sin dudar.
–Como miembro de mi tripulación y del equipo de salvamento de la Estación Samara, ¿conoces las normas referentes a la autoridad del capitán?
–Las conozco señor.
–¿Y cuál es la primera norma de cualquier tripulante? –preguntó.
–Señor no creo que esto sea… –comenzó a decir Fobos.
–¡¡De nuevo no recuerdo haberme dirigido a ti, novato!!
El técnico en prácticas se calló a regañadientes y yo respondí.
–Respetar siempre las órdenes de su superior.
–¿Entonces por qué violaste deliberadamente una orden directa?
–No creía que esa orden fuera a servirle de ayuda a Zuzka ¡señor! –repliqué con rabia.
El capitán Revel pareció dudar unos instantes ante aquella insolencia.
–Esta nave está bajo mi mando, si no estás de acuerdo con eso, puedes presentar tu renuncia cuando volvamos a casa. ¡Pero hasta entonces obecederás todas y cada una de mis órdenes! ¿¡Ha quedado claro!?
Apreté los dientes enfurecida y por primera vez durante todo el tiempo que llevaba bajo el mando del capitán, le miré con desprecio. Él se dio cuenta, pero debió decidir que no merecía la pena entrar en más discusiones.
Giró la cabeza y miró a mi compañero.
–En cuanto a ti novato, si pretendes seguir trabajando en esta nave, deberás aprender a confiar en mi criterio y a cumplir con el protocolo.
–Sí señor –contestó Fobos visiblemente indignado.
–Está bien –finalizó el capitán–. Pueden retirarse.
Nosotros nos dimos la vuelta y nos dispusimos a abandonar el camarote, pero el capitán rectificó en el último momento.
–Esperad un momento –pidió mientras se ponía en pie tras su mesa.
Obedecimos y le devolvimos la mirada. Entonces ví algo en sus ojos. Una clara y triste amargura. Aparté mi resentimiento y mi momentánea rabia hacia él y observé por primera vez su cansancio y su pesar. Parecía haber envejecido varios años desde que todo aquello había comenzado.
Nos observaba desde detrás de su mesa, intentando adivinar nuestros pensamientos.
–Quiero que estéis alerta y os vigiléis los unos a los otros. Aún no sabemos qué se ha colado en nuestra nave, pero no podemos permitir que…
No llegó a decir más. En un párpadeo la rejilla del conducto de ventilación sobre él salió disparada de su soporte y le golpeó la cabeza, arrojándolo bruscamente contra la mesa.
Antes de que pudiéramos reaccionar, algo salió del conducto y se enroscó alrededor de su cuello de forma vertiginosa. Durante un instante, contemplé aterrada un enorme tentáculo rojizo atenazando el cuello del capitán, justo antes de que se estirara y levantara el cuerpo de Revel por los aires.
El capitán pataleó y agarró con sus manos aquel terrorífico apéndice mientras iba arrastrándole lenta, pero imparablemente, hacia el interior del conducto.
–¡Vamos! –gritó Fobos, rompiendo la rigidez que había paralizado mis músculos.
Ambos saltamos por encima del escritorio y tiramos instintivamente de las piernas del capitán, tratando de bajarlo. El látigo de carne que lo sujetaba aumentó la presión y tiró aún con más fuerza, asfixiando a su presa.
Mi mirada se alzó hacia el conducto por un segundo y entonces lo ví. Contemplé a la criatura que había detrás del apéndice, amenazante. Y ella me miró a mí. Abrió sus fauces y mostró una hilera de afilados y blanquecinos dientes recubiertos de una sustancia pringosa mientras soltaba un chillido aterrador que nos pilló por sorpresa.
Miré a los ojos del capitán una última vez, anticipando de alguna manera lo que iba a ocurrir. En ellos sólo vi desesperación. Quise decirle muchas cosas... Pero el momento pasó y entonces sucedió.
La fuerza de la criatura superó a la nuestra con creces y nos vimos obligados a soltarle. El cuerpo del capitán ascendió rápidamente debido a la inercia y desapareció en el interior del conducto.
Fobos comenzó a retroceder rápidamente hacia la puerta del camarote, pero yo me quedé en el sitio, observando aquel vacío y oscuro agujero que se había tragado a nuestro capitán.
Oímos los débiles aullidos y el ruido de la breve y última pelea que Revel presentó. Después vino el desagradable sonido de la carne al ser desgarrada, el estallido de la sangre al golpear contra el metal, el rugido de la bestia inhumana que había segado la vida del capitán de la Mary Faith.
Fobos me estaba llamando a gritos, pidiéndome que me apartara de allí.
Yo me negué. Mis manos se movieron automáticamente y abrieron los cajones del escritorio del capitán. En el último encontré aquello que estaba buscando. Su pistola de combate. Sabía que la guardaba allí.
El cargador estaba junto a ella. Con un golpe seco lo introduje dentro y apunté hacia el conducto, disparando varios proyectiles que atravesaron la chapa metálica con facilidad.
Oí a la bestia chillar y moverse. Algo cayó a través del hueco del conducto y tuve que apartarme para evitar que me derribara.
Un cuerpo empapado de sangre. El cuerpo del capitán Revel.
Apreté los dientes y aparté la mirada. Mis pensamientos se redujeron a tratar de deducir en qué lugar del conducto se encontraba aquel monstruo. Disparé varias veces en vano hasta que lo oí alejarse a toda velocidad.
Pero no me detuve allí. Alargué la mano hacia el panel de comunicaciones y conecté el sistema para advertir a toda la nave del peligro que se paseaba por el sistema de ventilación.
–¡Atención! ¡El capitán ha sido atacado! ¡Cerrad las compuertas de los conductos de aire y todos los accesos de la sección 3. ¡Mandad un equipo de apoyo de inmediato!
Ni siquiera esperé a oír la confirmación. Le dediqué una última mirada al cuerpo sin vida del capitán. Una violenta incisión le había desgarrado la garganta causándole la muerte.
Algo dentro de mí estalló y presioné fuertemente la empuñadura de la pistola antes de salir de la habitación a la carrera con Fobos siguiéndome de cerca.
Atravesé los pasillos con paso rápido y con la mirada fija en el techo, tratando de recordar el trazado del sistema de conductos, esperando anticiparme a aquella cosa.
Al final no hizo falta. Doblé la siguiente esquina para encontrarme al final del pasillo con un enorme agujero que se abría paso por el techo, a través de tuberías, paneles y circuitos del suelo del nivel superior. Y justo en mitad de aquel desastre, se encontraba aquel ser.
Ahora podía verlo claramente, bajo la luz de los paneles del pasillo, incorporándose amenazador.
Era grande. Superior a los dos metros. Su carne era lisa, pulida y brillante a la vez que oscura, similar al azabache, aunque rematada por un tono rojizo. Su cabeza era alargada y redonda, mostrando una fila de brillantes dientes en su extremo y una fisionomía que escapaba a toda imaginación.
Una larga cola acabada en una punta de lanza que se zarandeaba detrás de él parecía rematar el terrorífico aspecto del monstruo. Sin duda ése era el apéndice que se había llevado al capitán.
Alcé el arma al mismo tiempo que la criatura se dio cuenta de mi presencia. Abrió sus mandíbulas y soltó un alarido estremecedor que me caló en los huesos.
El monstruo estiró sus cuatro extremidades y saltó de su posición inicial, emprendiendo una carrera en mi dirección.
Apreté el gatillo y un estallido amarillento brotó del pecho de aquel ser salido del infierno. Pero eso ni siquiera lo ralentizó. Volví a disparar y la criatura saltó, dando la vuelta en pleno aire para sujetarse al techo de la nave y proseguir su carrera boca abajo.
Mi espalda chocó contra una pared y me dí cuenta de que había estaba retrocediendo desde el mismo momento que aquel ser me había visto.
Seguí disparando una y otra vez mientras la criatura saltaba ágilmente esquivando algunos proyectiles y recibiendo otros sin que aquello supusiera ninguna diferencia.
El arma chasqueó inútilmente en el mismo instante en que el monstruo saltó una vez más, alzando sus garras hacia mí y abriendo sus fauces en un alarido furioso.
Pero algo se interpuso entre nosotros. Con un grito, Fobos cargó con un hacha de incendios contra aquella cosa, clavando el filo en el cuello del monstruo al tiempo que el peso de la criatura los derribaba a ambos por el suelo.
Yo grité mientras contemplaba aquella encarnizada batalla en la que Fobos utilizaba el mango del hacha para tratar de alejar los dientes que intentaban peligrosamente arrancarle el rostro a mordiscos. Él también chillaba… Tardé unos segundos en comprender que eran gritos de dolor.
De repente sentí el fuerte olor de la carne quemada y vi que la sangre que brotaba de las numerosas heridas de la criatura estaba corroyendo la piel de Fobos como si de ácido se tratase.
Corrí hacia él y le sujeté por los hombros en un intento por sacarle de debajo del pesado cuerpo del monstruo. Pero éste, empeñado en no soltar a su presa, alzó una de sus garras y me golpeó brutalmente en pleno rostro, lanzándome con facilidad contra una de las paredes. Sentí la sangre deslizarse por mi mejilla y mi visión comenzó a tornarse borrosa.
Fobos tenía tendida una de sus manos hacia mí, buscando mi ayuda para liberarle. Me incorporé a duras penas y con las escasas fuerzas con las que contaba lancé una potente patada al rostro de aquel ser infernal que únicamente sirvió para apartarle unos centímetros de Fobos.
Decidí aprovecharlos. Agarré a mi compañero y nos lancé a él y a mí hacia atrás, liberándolo de aquella cosa. En ese momento lo sentí ligero. Demasiado ligero.
Lo sujeté por los hombros y tiré hacia atrás para alejarnos todo lo posible. Pero algo iba extremadamente mal y caímos al suelo. Al alzar la vista contemplé horrorizada lo que había sucedido. Fobos no tenía sus piernas. ¡¡No tenía piernas!! En su lugar había una masa sanguinolenta y parcialmente quemada de la que aún rezumaba humo. ¡La sangre de aquella criatura se las había consumido por completo!
Chillé y solté involuntariamente su cuerpo mientras sus desesperados ojos permanecían clavados en mí.
–Ki… Kira… –alcancé a distinguir entre sus sollozos.
Entonces el ser avanzó y clavó sus garras en el estómago de Fobos y tiró de él violentamente dejando un rastro de sangre bajo el cuerpo. Mis dedos llegaron a rozar un último instante las manos de Fobos antes de que aquella cosa lo destripara delante de mí.
Me llevé las manos en la cabeza mientras negaba con toda mi alma aquella carnicería. No podía gritar más. No podía llorar más. Tan solo me quedé mirando toda aquella locura.
Apenas oí aquellos pasos tras de mí que anticiparon la llegada de Greylion y los marines. Tampoco reaccioné cuando alzaron sus rifles de pulsos y desintegraron a aquel monstruo, esparciando sus restos inhumanos por todo el pasillo.
Las voces y los sonidos a mi alrededor dejaron de tener sentido y sentí un enorme vacío en mi interior.
Fue en ese momento, justo después de que Greylion se arrodillara y me mirase con preocupación, cuando perdí el conocimiento y caí inexorablemente contra el frío y metálico suelo de la nave.


Última edición por KIRA el Mar Jun 28, 2011 8:43 am, editado 1 vez
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Mensaje por Rocka Mar Jun 28, 2011 8:37 am

Poooor fin, capitulito, y este como tiene que ser, con correcciones xD.

-Pero no dejes que toda esta mierda haya mella en ti. -> haga, obviamente.
-Tenía aquella imagen mental grabada a fuego en mi mente. -> sin comentarios.
-El arma chasqueó inúltimente en el mismo instante en que el monstruo saltó una vez más,
-Decidí aprovecharlos y agarré a mi compañero y nos lancé a él y a mí hacia atrás, -> esto es cuestión de gustos, no de incorrección, pero para mi quedaría mejor sustituyendo la primera "y" por una coma y "a él y a mí" por a ambos.

Mientras lo leía creo haber visto otra más, pero al releerlo no la encuentro. En fin...

Muy buen capítulo, dos menos de un plumazo xD. Reprimenda, acción tiros y sangre; el resumen lo dice todo.
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Mensaje por KIRA Mar Jun 28, 2011 8:41 am

Corregido. Me alegra que te guste jejejeje. Seguro que a estos no te los esperabas fiambres tan pronto ¿eh? La pregunta es ¿crees que todo ha acabado? MUAJAJAJAJJAA
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Mensaje por Rocka Mar Jun 28, 2011 10:30 am

Ni por el forro. Hasta que no estemos todos masacrados no paras, Robert Rodríguez.
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Mensaje por KIRA Mar Jun 28, 2011 10:53 am

Rockatansky escribió:Ni por el forro. Hasta que no estemos todos masacrados no paras, Robert Rodríguez.

Rodríguez es mi apellido, y es verdad XDDDDDD. Será tradición jajajajajjajajaja. En fin de momento queda todavía demasiada gente viva... Creo que en esa nave hay demasiadas personas... Habrá que ahorrar oxígeno...
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